viernes, 6 de abril de 2012

Melodía

imagesCANLKI8O Pasaba del frío al calor sin más motivo aparente  que transitar por aquella acera.

Nada había alrededor que cambiara el paso del mundo, nada que encendiera nuevas luces, nada que arrancara al sol de su letargo. Pero su paso era rápido sobre las baldosas hasta llegar a la ventana desde la que salía aquella voz cantando.

No sabía por qué gritaba desterrado el invierno, ni a qué venía la explosión de los geranios, como brotes de sangre manando. Pero ralentizaba la marcha mientras sus oídos se enganchaban de las rejas que peinaban la canción.

Nada importaba el grito de las sirenas de las fábricas, ni los espasmos poderosos de las explosiones, ni la rabia de la goma ardiendo y pariendo vapores negros. Porque la voz de aquella mujer le aprisionaba entre nubes azules y soles perpetuos.

Le asaltaba una amnesia que borraba los colores del mundo, perdía el contacto con el reloj y el calendario y solo entraba en los dominios de sus sentidos la melodía fugitiva por el aire.

Y todo al darse cuenta de que en la caja de su pecho lo que de verdad latía era su corazón de violín.

 

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